La sociedad: "En el ámbito escolar"
Para muchos profesores pueden pasar desapercibidas
las actuaciones intimidatorias de algunos alumnos
ya que la víctima, en la mayoría de los casos, no
se manifiesta e, incluso, se llega a creer que es “merecedora
de lo que le pasa”.
La presencia permanente de los docentes en actividades
escolares y extraescolares puede detectar situaciones
que se pueden tratar y evitar. En algunos
casos se puede comprobar como cierto grupo de
alumnos suelen tener atemorizados y acobardados a
un grupo reducido de compañeros, ante esta situación
hay que tomar medidas y con la colaboración de
las familias implicadas es posible que se pueda llegar
a solucionar “en parte” este grave problema.
Los docentes en las tutorías deben preparar
propuestas relacionadas con una buena convivencia,
para intentar crear un clima de relación en el que predomine
el diálogo, la participación y la solidaridad
entre todos los alumnos.
En situaciones puntuales y difíciles de abordar en
gran grupo, es necesario entrevistarnos a nivel personal
con el niño agresor y con el agredido para escuchar
sus sentimientos y vivencias, poder comprender
su comportamiento y darle pautas sobre actuaciones
que puedan estabilizarlo emotivamente. Con
frecuencia, los docentes se encuentran con serios
problemas, en los cuales deben mediar y buscar la
solución concreta más adecuada.
La contrapartida de sus actuaciones suele llevarles
a dejar de lado los contenidos escolares y se
demoran en el avance académico para desarrollar
una actividad que, a muchos profesores les resulta difícil
llevar a cabo, ya que no se sienten respaldados
por el entorno escolar.
Los cambios de actitud de los alumnos suelen
ser lentos y sus reacciones en el contexto escolar deben
y tienen que ser guiadas por personas implicadas,
sensibilizadas y técnicamente bien preparadas.
las actuaciones intimidatorias de algunos alumnos
ya que la víctima, en la mayoría de los casos, no
se manifiesta e, incluso, se llega a creer que es “merecedora
de lo que le pasa”.
La presencia permanente de los docentes en actividades
escolares y extraescolares puede detectar situaciones
que se pueden tratar y evitar. En algunos
casos se puede comprobar como cierto grupo de
alumnos suelen tener atemorizados y acobardados a
un grupo reducido de compañeros, ante esta situación
hay que tomar medidas y con la colaboración de
las familias implicadas es posible que se pueda llegar
a solucionar “en parte” este grave problema.
Los docentes en las tutorías deben preparar
propuestas relacionadas con una buena convivencia,
para intentar crear un clima de relación en el que predomine
el diálogo, la participación y la solidaridad
entre todos los alumnos.
En situaciones puntuales y difíciles de abordar en
gran grupo, es necesario entrevistarnos a nivel personal
con el niño agresor y con el agredido para escuchar
sus sentimientos y vivencias, poder comprender
su comportamiento y darle pautas sobre actuaciones
que puedan estabilizarlo emotivamente. Con
frecuencia, los docentes se encuentran con serios
problemas, en los cuales deben mediar y buscar la
solución concreta más adecuada.
La contrapartida de sus actuaciones suele llevarles
a dejar de lado los contenidos escolares y se
demoran en el avance académico para desarrollar
una actividad que, a muchos profesores les resulta difícil
llevar a cabo, ya que no se sienten respaldados
por el entorno escolar.
Los cambios de actitud de los alumnos suelen
ser lentos y sus reacciones en el contexto escolar deben
y tienen que ser guiadas por personas implicadas,
sensibilizadas y técnicamente bien preparadas.
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